jueves, 29 de septiembre de 2011

Tan profundo como una bala.

Un día tan común como cualquier otro, hace un par de años, tenía un mejor amigo. Alto pana pues. Me acuerdo de ese día como si fuera ayer. Yo le dije para ir a su casa en un día tan normal como hoy, y me dijo que no podía volver a pisar su casa, y que teníamos que dejar de ser amigos. Le pregunté impresionado por qué decía eso, a lo que el respondió: -Mi mamá descubrió que me gusta un miembro de tu familia... Suena ilógico ¿verdad? Entonces le pregunté que si le gustaba mi hermana, mi mamá, mi prima, o algo, porque no entendía nada. A lo que respondió  que no. Luego de varios días pensando, la cabeza me daba vueltas y vueltas. Nunca sentí un sentimiento tan extraño. Desde que me dijo eso, pensé al instante que era yo el que le gustaba, pero no quería pensar eso, hasta que de tanto pensar, le pregunté que si era yo el que le gustaba, y recuerdo muy claro su respuesta: -Lo siento demasiado, y comprendo completamente si quieres dejar de ser mi amigo y no hablarme más nunca, aunque no me gustaría... Le dejé de hablar unas semanas, y lo insultaba, era muy inmaduro en ese momento como para sobrellevar una situación como esa. Le conté a todos mis amigos, gracias a eso le destruí su vida. No hay nada de lo que más me arrepiento en el mundo que haber hecho eso. Ir al colegio era incómodo y pasarle por al lado era una tortura, ustedes deben saber mas o menos cómo se siente eso. Luego dije que esto no podía seguir así, era un fastidio. Entonces le pedí perdón, le dije que lo sentía demasiado, pero a mis amigos no se les olvidará eso, y siguen fastidiándolo. Creo que les falta madurar, espero que algún día lo hagan. Soy heterosexual, y estoy orgulloso de ello, pero respeto más que demasiado a los señalados e insultados por la humanidad, dichos "Homosexuales". Una bonita sonrisa puede esconder muchas cosas, pero el corazón nunca lo hará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario